TÍTULO: Tomo 1 del Testamento del Gris.
AUTOR: Fernando Trujillo.
Continuó con lo prometido y os traigo el tercer título de la saga. Terminé el libro hace ya algunos días, y aun sigo sin poder creer como termina el libro... Guau!!! Estoy un poco en las nubes y deseando acabar el cuarto tomo, el Tomo 1 del Testamento de MAD, para poder saber que ha ocurrido realmente con el Gris.
Este tampoco se puede descargar gratis en plataformas como Google Books o App Store... pero si que he encontrado alguna página donde se puede descargar gratuitamente, no se si poner o no el enlace, pues no estoy muy segura de que sea completamente legal, la verdad.
Bueno, como siempre os presentaré a los personajes, no se si a todos a solo a los nuevos, pues se mantienen gran parte de los personajes del primer libro. También os contaré un poco sobre que trata el libro y os diré que me ha parecido.
- PERSONAJES
Gris: Es el protagonista principal del libro sin duda alguna. Su salud se resiente cada vez más desde que le robaron su alma, aunque en este volumen descubrimos que no es tan frío e inhumano como parecía en el primer libro.
Sara: Es una rastreadora y la última incorporación al equipo del Gris, lo que la hace ser inexperta. Es una chica con la mente clara, aunque muy ingenua aún (le quedan muchas cosas por aprender) pero con una gran humanidad.
Diego: En este volumen Diego tiene ya 15 años y solo han pasado unos días desde que finaliza el primer libro. Fue maldecido por los ángeles, con lo que no puede mentir. También tiene la habilidad de curar, pero esto acorta su vida a la vez que reduce su tiempo de condena en el infierno.
Alex: Es un personaje bastante especial, frío, calculador... parece no tener demasiados sentimientos y solo perseguir su objetivo. En este libro descubrimos la verdadera naturaleza de Alex, algo se podía imaginar siendo analítico en el primer libro, pero yo no debí serlo mucho porque no me esperaba esto para nada!
Plata: El personaje más especial de todos, aun sigo sin saber que es... lo poco que se sabe de Plata es que salta de unos cuerpos a otros, y que aquellos en quienes vive suelen acabar bastante mal. Esta obsesionado con los dragones y el Gris tiene la teoría de que le acompaña porque Plata conoce quién le robó su alma.
Tamara: Es la ex-novia del Gris, un noviazgo posterior al robo de su alma, por eso puede recordarlo todo. Ella le cuidó mientras enfermaba y le ayudó a encontrar una salida, la posesión de otras almas y la confesión. Aunque ha rehecho su vida, pues está casada y tiene un bebe, aún no ha conseguido olvidar al Gris, quien la abandono creyendo que no podría darle la familia que ella tanto deseaba.
Bruno: Es el esposo de Tamara, a él se le cae la baba cada vez que esta con su hijo, David. Bruno acude muy desesperado al Gris al desaparecer el bebe, Tamara le pidió que no lo hiciera, pero aún así lo hizo.
Saúl: Es un centinela del ángel Mihr. Saúl, al igual que otros centinelas de Mirh, está huyendo y no sabe porque, ni que ha pasado con Mihr, solo que le buscan sin haber hecho nada malo. Saúl es bajito pero muy fuerte, su arma es una lanza y como no, odia al Gris.
- OPINIÓN
La verdad es que el libro está genial!! El primero, cuyo protagonista era también el Gris, me encantó, pero el tercero, que comparte al protagonista es sinceramente genial. He pasado tardes enteras leyendo sin ser capaz de despegar la vista del móvil, pues me lo descargué en formato digital y lo he leído ahí.
Para nada veía venir el primero de los dos resultados, el segundo y final si que era más predecible, pero aún así espero que no sea cierto!! y que haya otro final en el último de los libros.
Ya les he recomendado la saga anteriormente, pero tras leer este me muero de ganas de acabar la saga y saber que ocurre con cada uno de sus personajes.
- HISTORIA
Bruno ponía caras raras, su bebe había ensuciado el pañal y esta vez su mujer, Tamara, no iba a cambiarle, pues se había sentado en el sofá con la cena en una bandeja dispuesta a ver su serie preferida. De este modo, fue Bruno quien tuvo que cambiarle. Mientras lo hacía, el televisor se rompió y Tamara comenzó a llamarle.
Tamara se asustó mucho al ver que su marido no le respondía, además ocurrió algo extraño: Había salido al pasillo e iba a la habitación del bebe, cuando abrió la puerta entró de nuevo en el salón y no en la habitación del bebe. Volvió a salir al pasillo, llamando a su marido y esta vez Bruno si le respondió. Había dejado al bebe en la cuna, pero cuando entraron en la habitación, el bebe ya no estaba allí. Empezaron a buscarle por toda la casa, hasta que Bruno le encontró, parecía estar dentro de un espejo que estalló en pedazos cuando Tamara se acercó.
Gris, en el interior de la tienda que los brujos tienen en Madrid, hablaba con uno de ellos, Pit, quería información a cerca del martillo de Miriam. Pactó con Pit deberle un favor si este obtenía información útil para encontrar el martillo. Además, Pit le habló de alguien, un vampiro que se había interesado por aquel quien se comentaba había matado a un ángel, aunque desconocía su identidad.
Mientras hablaban, un hombre entró en la sala donde se encontraban, era Bruno, iba buscando a "un hombre sin alma". El brujo le mintió, diciéndole que no se encontraba allí, y le habló de una iglesia en Madrid en la que podría rezar una plegaria que seria escuchada por el Gris, y puede que respondida o no.
Mientras Gris y el mago Pit hacían sus transacciones comerciales, Sara y Diego estaban en el Rastro. Diego había ido a buscarla, pues Sara no sabía llegar hasta la tienda de los brujos y necesitaban comprar algunas cosas. Entre otras cosas, lo que querían comprar era una estaca para Sara. Aunque Diego quería una estaca "guapa" para Sara, el Gris, que también estaba en la tienda, les dijo que estaban sin blanca, así que Sara tuvo que conformarse con una estaca normalita.
Sara fue la primera en llegar al cementerio, Alex apareció poco después. Mientras esperaban a Diego y al Gris comenzaron a discutir de nuevo, Alex seguía sin estar de acuerdo con su incorporación al grupo. Un tiempo después llegó Diego, caminaba raro, encorvado y sin su habitual aire juguetón. Al parecer, un chico del colegio le había pegado en el instituto pues había intentado culparle de copiar en un examen cuando la profesora había encontrado una chuleta en el suelo, pero Diego salió victorioso al encontrarle la profesora otra chuleta al otro chico.
Sin decir nada a Diego, el Gris decidió enseñarle al chico que no debía volver a meterse con Diego en el instituto, así, fue a su casa y tras comprobar la naturaleza del padre del chico, advirtió al chico para que no volviera a meterse con Diego. Tras esto se fue para el cementerio, donde ya estaban el resto del grupo. Ninguno de los cuatro había convocado al grupo, lo que les hizo asustarse. Había sido Bruno, que estaba desesperado tras no recibir contestación al realizar la plegaria. Bruno les contó que había sido Tamara quien le había dicho como encontrar al Gris. Tras oír ese nombre, Gris aceptó sin pensarlo dos veces.
Alex y Sara fueron a casa de Bruno en coche con él, mientras tanto Gris y Diego fueron en metro. Gris había oído rumores acerca de un tren fantasma y quería comprobarlo, más bien lo que quería era buscar alguna runa en el tren que hiciera pensar que era un tren fantasma, aunque no consiguieron encontrar nada, ni en el tren ni en la estación de metro.
Después de comprobarlo Diego y el Gris subieron al metro que les llevaría a la casa de Bruno, durante el trayecto Gris le pidió consejo a Diego, no sabía cómo comportarse con respecto a Tamara. De repente el tren se paró en la estación equivocada, Gris, al percatarse, se bajó del tren y se fijo en un mapa, podía ver que por esa estación pasaba la línea azul, cosa extraña pues el Gris no identificaba los colores. Entonces todos los equipos electrónicos que había por donde pasaba el Gris empezaron a explotar o estropearse. Diego consiguió sacarle al exterior y en ese momento el Gris dejó de ver los colores.
Durante el trayecto en coche, Bruno les contó a Sara y Alex que su esposa no se había quedado sola mientras él había ido a buscar al Gris, que había dos hombres con ella, uno de estos hombres, el bajito, se llamaba Saúl. Cuando llegaron, Sara y Alex permanecieron en la puerta, esperando al Gris. Bruno entró corriendo en casa, había oído a su esposa gritar y quería saber que ocurría.
Mientras Sara y Alex esperaban, una chica se acercó a Sara, quería preguntarle si le gustaban los dragones. Al oír la pregunta Alex salió de las sombras y sorprendió a la chica, creía que podía ser Plata, pero no era el caso y la chica huyó. Al poco tiempo la chica regresó, iba empujando a un hombre mayor en silla de ruedas. Ese hombre era Plata, quién había saltado al cuerpo de un paralítico que vivía en la residencia de ancianos en la que la chica trabajaba. Como había ocurrido durante el caso de Mario Tancredo, al volver a saltar de cuerpo, Plata no recordaba Sara. Mientras ellos hablaban y la chica pedía el dinero que Plata le había prometido por sacarle de la residencia, volvieron a oír un nuevo grito de Tamara, a la par Diego y Gris llegaron a la casa. Gris entró en la casa, los demás le siguieron, incluidos Plata y la chica, que iba empujando la silla de ruedas en la que iba Plata.
Al entrar en la casa descubrieron a que se debían los gritos de Tamara, del techo de la cocina colgaba un cuerpo, una de dos, o había sido colgado y por tanto asesinado por alguien, o se había suicidado ahorcándose. El cuerpo ya sin vida pertenecía a uno de los hombres de los que Bruno les había hablado a Alex y Sara, el otro hombre, Saúl, estaba a su lado, examinándolo. El Gris se acercó para examinar el cadáver, pudo ver que en la cuerda había grabadas runas. Saúl no dejaba de ostigarle, a sus ojos no era necesaria su ayuda, aunque no conociera su identidad. Además él estaba seguro de que su compañero no se había suicidado, le habían matado, con lo que tenía que averiguar quien lo había hecho.
Solo el Gris había entrado en la cocina, donde se encontraba el cadáver, el resto permanecían en el salón. Una mujer apareció, era Tamara, quien no quería que ellos estuvieran en su casa. Poco después Bruno y Gris entraron en el salón, Tamara preguntó a su marido por qué les había llamado, era obvio que estaba muy molesta por la presencia del Gris. Antes de marcharse, Bruno advirtió al Gris sobre su esposa, no quería que se acercara a ella. Tamara y Gris comenzaron a discutir, ella no le quería en casa y no dejaba de recordarle cosas que habían ocurrido cuando vivían juntos. Gris trataba de defenderse, diciéndole que se iría en cuanto encontraran al bebe. Diego les interrumpió, había encontrado al bebe, estaba junto a la chimenea, gateando.
Ana, la enfermera, había echado a andar por el pasillo, buscaba al Gris, quería que le diera el dinero que Plata le había prometido por sacarle de la residencia. Encontró una puerta en el pasillo con dos cuadros a los lados, la abrió. Era un baño, el suelo estaba lleno de cristales, pues el espejo había estallado en pedazos. Continuó caminando por el pasillo, doblo una esquina y encontró otra puerta, blanca, con los mismos cuadros a los lados. Era la cocina, allí encontró a Saúl junto al cadáver de su compañero ya en el suelo. Al salir de la cocina era como si el pasillo hubiera cambiado, solo había paredes y no había salida, se giro para entrar de nuevo en la cocina, pero la puerta había cambiado, estaba dentro del baño en el que había estado antes y por desgracia la puerta estaba cerrada y no se abría.
En el salón todos habían visto a David, el bebe. Tamara quiso cogerle, pero Gris se lo impidió, podía ser peligroso y quería examinar antes al bebe. El bebe parecía estar bien, lo que ahora preocupaba al Gris era donde había estado durante todo ese tiempo. Encontrado el bebe, era hora de marcharse, así que se encaminaron hacia la puerta cuando Diego les interrumpió, la puerta había cambiado. Sara trató de rastrearla, pero no consiguió ver nada. Eso extrañó a todos, pues todo tenia alma y podía ser leído a excepción del Gris. Entonces oyeron varios gritos de mujer, Gris salió corriendo y Sara detrás de él.
En el pasillo, que estaba a oscuras, Gris sacó su cuchillo y asestó un golpe, la persona frente a él lo esquivó y le devolvió el golpe, haciendo que el Gris cayera al suelo sobre Sara. Era Saúl, había oído las voces y había salido corriendo a ver que ocurría. Se oyeron de nuevo las voces, cuando llegaron a la puerta el Gris la echó al suelo y consiguió sacar a Ana, quien estaba muy asustada. Ana estaba muy alterada y el Gris le dio una bofetada para que se calmará, a lo que Saúl respondió dándole un puñetazo para que no volviera a tocarla. El Gris se desplomó y quedó inmóvil tirado en el suelo, lo que asustó mucho a Sara.
Ana echó a correr, estaba asustada y desorientada. Se paró en mitad del pasillo, necesitaba descansar, pero echó de nuevo a correr por el pasillo. Había visto algo, una sombra, moviéndose a unos metros de distancia. La sombra tenía forma de hombre, era oscura y silenciosa, pero a diferencia de cualquier sombra, que no se puede ver a través de ella, Ana podía ver con claridad la fotografía que había detrás de la sombra. Aquella silueta se desplazó lentamente, deformando aquello que quedaba detrás de ella como un cristal translúcido, finalmente desapareció fundiéndose con la pared. Llegó al salón y encontró a Diego y Plata, estaban en el suelo tras sufrir una caída con la silla de ruedas. Volvió a salir a correr, la puerta de entrada de la casa estaba muy cerca del salón, cuando llegó a ella se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada. Volvió al salón, con Diego y Plata, Alex apareció después, confirmándoles que la puerta había sido cerrada con una runa, estaban encerrados en la casa.
Sara y Saul regresaron al salón con el Gris cuando Alex había ido a buscarlos y le habían dejado en el sofá. Diego trató de curarle, pero fue imposible, lo que hizo que se asustara mucho y temiera por la vida de éste. Finalmente el Gris despertó mientras Alex y Saúl peleaban, pues Saúl acababa de descubrir la identidad del Gris. Alex informó al Gris sobre la situación, al parecer era peor de lo que pensaban en un principio, pues ni siquiera él podía salir. Además el Gris necesitaba confesarse con urgencia, cada vez estaba más débil, a eso se había debido el desmayo de antes.
Gris, que había estado hablando con Tamara en la habitación del bebe, volvió al salón, donde Sara ayudaba a Diego a proteger la estancia con runas. Entre los tres comenzaron a recopilar información, aun no sabían a que se estaban enfrentando. Gris también había estado estudiando la runa y tampoco había conseguido nada. Otra de las cosas de las que se percataron era de que la casa cambiaba de distribución. Mientras hablaban Saúl entró en el salón, a ojos de éste aquel que les había encerrado debía tener una página de la Biblia de los Caídos, de la cual procedía la runa que estaba pintada en la puerta. Él quería la página, y también quería saber si alguien había cogido el cuerpo de su compañero, que había desaparecido de la cocina.
Se separaron, cada uno tenía una misión. Diego y Ana debían buscar a Plata, que se había enfadado y había ido él solo a buscar al dragón. La primera puerta que encontraron conducía al baño donde Ana había estado encerrada, volvían al pasillo cuando una ráfaga de aire frío les envolvió, las paredes temblaron y las luces se apagaron. Cuando volvieron a encenderse, las paredes del pasillo habían cambiado. Podían oír pasos a uno de los lados del pasillo, con lo que se escondieron dentro del baño. Los pasos se detuvieron justo delante de la puerta, pero se reanudaron enseguida. Entonces el pomo de la puerta comenzó a girar, ambos se quedaron petrificados por el miedo. Era Alex quien había abierto la puerta, estaba siguiendo a Bruno, a quien había visto alterar la casa hacía unos instantes.
Sara, por su parte, debía hablar con Tamara y conseguir que le permitiera rastrear a su hijo, necesitaban saber donde había estado el niño el tiempo que había estado desaparecido. Tamara no necesito mucho tiempo para darse cuenta de que Sara era una rastreadora e impedirle rastrear a su hijo. Tamara le contó a Sara como habían conocido a Plata cuando ella y el Gris aún eran pareja, y las consecuencias que habían tenido los saltos de cuerpo de Plata.
Gris fue a buscar a Saúl, cuando el Gris había estudiado la runa había descubierto que había dos runas superpuestas, la segunda había sido dibujada por alguien que intentaba borrar la primera y además sin usar ningún tipo de ingrediente. Solo dos clases de personas podían hacer eso, y Saúl no era un brujo, así que debía de ser un centinela, más concrétamente del ángel Mirh. El objetivo de Saúl en esa casa era encontrar la página de la Biblia de los Caídos y entregársela a los ángeles, limpiando así su nombre.
Ana y Diego continuaron buscando a Plata, en su búsqueda encontraron una habitación repleta de juguetes de niña, de muñecas, y era raro, pues David era un niño. Diego entonces se percató de una cosa, cogió varias sillas pequeñas, las estrelló contra el suelo y les prendió fuego. Al poco oyeron a Plata, que se acercaba por el pasillo tras haber visto el fuego, creía que era un dragón quien había causado el fuego. Diego preguntó a Plata por la casa, según él, la casa cada vez se parecía más a la de Mario Tancredo.
Sara volvió al salón, estaba a solas, buscando razones de por qué Tamara y Saúl no hacían nada más que intentar ponerla en contra de sus compañeros cuando llegó el Gris. La había mandado a ella a hablar con Tamara porque era la única que tenía buena opinión de él, pero no había conseguido ni siquiera tocar al bebe. Sara necesitaba una explicación, saber por qué habían ido a aquella casa, así que Gris le contó que había ocurrido entre Tamara y él, para finalmente contarle que había sido él quien la había dejado. Había tomado su alma para confesarse y no quería tomar nada más, además tampoco podía darle lo que ella más preciaba, un hijo. Gris era estéril.
Bruno entró por la puerta, preguntaba por su hijo, así que Gris y Sara le acompañaron hasta la habitación donde estaban el bebe y Tamara. Bruno sacó un sonajero que le dio al bebe para que jugara con él. Mientras, en el pasillo, Alex informó a Gris y Sara de que Bruno era el responsable de los cambios ocurridos en la casa. Gris entró corriendo en la habitación y encontró a Tamara tirada en la mecedora, sin moverse, Bruno había desaparecido y David estaba dormido en su cuna.
Ana y Diego iban cargando con Plata, que estaba dormido. Fueron a la cocina, recordando la ventana rota de la cocina de Mario Tancredo, pero no fue eso lo que encontraron. Otro cadáver colgaba de la cocina, era Bruno. Tras encontrar el cadáver, todos se habían reunido a excepción de Saúl. Tamara se había desmayado y el Gris no permitía que se acercaran al bebe, era lo que Tamara habría querido. Comenzaron a recopilar información, pues el principal sospechoso estaba muerto. Saúl, que acababa de entrar en el salón, tenía una teoría, solo tenían que esperar, cuando el Gris muriera la puerta se abriría automáticamente.
En el salón, donde Tamara, Saúl y Ana estaban, ésta última se dio cuenta de que algo le pasaba al bebe, tenía fiebre. Tamara se quedó con el bebe mientras Ana y Saúl iban en busca de alguna medicina que darle al bebe para bajarle la fiebre. En la cocina Ana buscó entre las medicinas, pero no encontró ninguna que le sirviera, quería ir al baño de la segunda planta, donde Tamara les había dicho que había más medicinas, pero Saúl no quería acompañarla. Las medicinas no le harían nada al niño, pues la fiebre no era debida a una enfermedad, igual que el arañazo que tenía en la espalda tampoco era un arañazo.
Sara y Diego habían estado pintando runas por toda la casa, pero aún quedaban algunas por pintar. Diego lo dijo a Sara que pintara ella la del salón mientras él pintaba la de la habitación que había al final del pasillo. Esto sorprendió mucho a Sara, no esperaba que Diego quisiera ir solo con lo miedoso que era. En el salón encontró a Tamara, tras hablar un rato, Sara tomó las manos de Tamara y la leyó. Pudo ver que Tamara se había quedado embarazada cuando aún estaba con el Gris, pero que había abortado, tenía miedo de que su hijo pudiera ser como él, sin alma. Lo que significaba que Gris no era estéril como él creía.
Diego llegó a la cocina mientras Saúl y Ana aún estaban allí y les informó de que el bebe ya estaba bien, él le había curado. Saúl se extrañó y fue para el salón, quería examinar al bebe y comprobar si Diego había conseguido borrar la marca de la espalda. Sara, Alex y Gris entraron en el salón antes que Saúl y Ana, Tamara les informó de lo que había hecho Diego, lo que extrañó mucho a Gris y Alex, pues Diego solo curaba voluntariamente al Gris. Se percataron del sonajero, era el mismo que Bruno le había dado al bebe antes de ahorcarse. Entonces Gris salió corriendo hacia la cocina, él sabía que Diego estaba a punto de ahorcarse.
Estaba en lo cierto, Diego estaba colgado de la misma cuerda con la que Bruno y el compañero de Saúl se habían ahorcado, pataleaba y trataba de llamar al Gris. Gris saltó y cortó la cuerda, liberando a Diego, quien no recordaba nada sobre lo ocurrido. En el salón, Saúl y Ana examinaron al bebe, Saúl se concentró en su espalda. Ya no había un solo "arañazo" en su espalda, ahora eran dos, y no eran arañazos, sino trazos. Estaban dibujando una runa en el bebe, Bruno había dibujado el primer trazo, Diego el segundo, y lo más probable es que el sonajero fuera una estaca. La runa aún estaba inconclusa, pero de seguro, no debía ser buena si estaba dibujada sobre una persona.
Saúl trató de interrogar a Diego en la cocina, pero este no recordaba nada de lo ocurrido, era como si alguien le hubiera borrado la memoria. Entre las muchas acusaciones, Gris llegó a una conclusión, era un fantasma el que estaba detrás de la runa y las muertes del compañero de Saúl y de Bruno.
Gris y Diego fueron al salón, allí Tamara acusó a Diego de dibujar la runa en su hijo, pero Gris le defendió, a él y a Bruno, ninguno era responsable. Entonces Ana señaló al Gris con el dedo, algo le ocurría, estaba borroso. Por el contrario, Diego veía perfectamente al Gris, eran Ana y Tamara quienes estaban borrosas. Había algo entre ellos, ese algo se movió rápidamente y golpeó al Gris, fueron varios los golpes que recibió hasta que Saúl se metió en medio de la pelea y ahuyentó al fantasma. No lo había hecho por el Gris, sino por Sara, que yacía en el suelo junto al Gris.
Todos dormían en el salón, Sara era la única que permanecía despierta, y Alex andaba desparecido, como de costumbre. Sara le vio en la puerta, haciéndole gestos para que saliera, le dijo que el fantasma no quería acabar con ella pues la necesitaba para dibujar un nuevo trazo en el bebe. Diego se despertó y les acompañó en la conversación, debían encontrar la forma de impedir que el fantasma terminara la runa. Una de las opciones podía ser matar al bebe, otra hacer que Plata saltara de cuerpo y trajera con él a un brujo que supiera algo más sobre la runa. Alex finalmente optó por la segunda, así que le cortó la femoral al cuerpo que Plata ocupaba.
En la cocina, Ana, que había estado cosiéndole el brazo a Saúl, ahora yacía tirada en el suelo, inconsciente, al haber sido golpeada por Saúl. Este, por su parte, tomó los dos trozos de la cuerda que había costado dos vidas, y casi una tercera, repasó lentamente y con cuidado los símbolos y los unió bajo su mano, cuando volvió a abrirla volvía a ser una sola cuerda. Del interior de uno de los armarios de la cocina sacó una bolsa de cuero y se marchó pasando por encima del cuerpo de Ana. Fue por la primera y segunda planta, tocando aquí y allá, en paredes y suelo, que reaccionaban iluminándose. En un determinado lugar, la pared se deformó y se abrió un hueco, allí descansaba el cuerpo de su compañero. Lo tomó y se dirigió a una habitación de la segunda planta, donde colocó todo de forma adecuada, incluido el cuerpo de su compañero muerto.
Ni siquiera Plata podía escapar de la casa, tras la muerte del hombre inválido en el que estaba, Plata se introdujo en el cuerpo de Ana. De nuevo volvió a no reconocer a Sara y la tomó por un dragón al no entender como había podido entrar en la casa. Gris había caído en la cuenta de cierto error, todos habían creído correcta la deducción de Saúl, el fantasma iba a por el Gris, pero era un error, el fantasma quería vengarse de Plata y la única forma de encontrarle era a través del Gris, pues siempre iba con él. Lo de la runa también tenia sentido, iría matando a todos aquellos a los que Plata podía poseer hasta que solo quedara el bebe, cuando Plata saltara a su cuerpo, mataría al bebe con la runa y Plata moriría. Plata, que estaba en el pasillo, entró en el salón, al ver a Sara volvió a tomarla por un dragón. Sara le respondió a gritos, cabreada por sus desvarios, con lo que Plata enmudeció y se marchó. Gris pidió a Sara que no volviera a hacer eso, tenía la sospecha de que Plata había estado presente cuando le robaron su alma y que cuando llegara el momento justo se lo confesaría.
El Gris tenía una forma muy especial de grabar runas, con su propia sangre, y eso hacía cuando Alex le interrumpió, quería convencerle para que no se enfrentara al fantasma, pues significaría su muerte y debía ser él quien acabara con su vida una vez hubiera recuperado su alma. Pero nada consiguió, el Gris estaba decidido y justo antes de abandonar la sala le dijo "Voy a arreglar lo que has hecho. Todo es culpa tuya, no mía".
Gris entró en el salón y pidió a todos que le dejaran a solas con Tamara, quería que le grabara una runa en la espalda y Diego se negaría a hacerlo. Tamara tomó el cuchillo, tenía que duplicar una runa incompleta que había sido previamente grabada en el pecho y el abdomen. Debía duplicarla en la espalda, uniendo ambas runas. Antes de marcharse pidió a Tamara que dijera a los demás que trataran de entender que no había otra solución. Finalmente cogió al bebé y lo escondió dentro de su gabardina.
Todos esperaban fueran del salón, Sara y Alex trataban de escuchar la conversación, pero con pocos resultados. Escucharon llorar al bebe y creyeron que algo debía pasarle. Estaban a punto de abrir la puerta y entrar cuando el Gris la abrió, les dijo que el bebe había desaparecido cuando estaba en la cuna y Tamara le echaba la culpa a él, pues estaba en shock. Les pidió que examinaran la cuna y trataran de calmar a Tamara. Con todos dentro del salón, el Gris cerró la puerta y se marchó. Diego salió corriendo hacia la puerta, pero al tocar el pomo salió despedido varios metros hacia atrás.
Gris se encaminó hacia el segundo piso, sabía exactamente a que habitación debía ir. Todo estaba en su lugar, mobiliario, decoración, incluso el cadáver, el cuerpo del compañero de Saúl. Entró diciéndole el fantasma que tenía al bebe y que tendría que aparecer si quería recuperarlo. Saúl apareció, aunque no era Saúl, el fantasma le había poseído. El fantasma le explicó su plan, quería que Plata supiera porque le mataba. Gris y Alex podían haber salido de la casa, pues no podía poseerlos, pero el resto debían morir para que Plata no pudiera entrar en sus cuerpos, a excepción del bebe.
En el salón todos trataban de entender que estaba ocurriendo. Repasaron los hechos ocurridos en la casa de Mario Tancredo, habían muerto tres personas allí, el demonio, Miriam y el chico alto cuyo cuerpo ocupaba Plata. Era obvio, el fantasma era el del chico. Además, un fantasma creado a partir de Plata tenía sentido: el poder mover objetos de lugar, el conocer runas desconocidas... todo tenía sentido. Tamara les habló de la runa que había grabado al Gris, y al dibujarla Alex la identificó. Era una runa muy poderosa, la de un santo más concrétamente, el efecto de esta runa es que el alma de la persona que mata a quien la lleva grabada se consume al asesinarle. El plan del Gris era provocar al fantasma para que le matara y cuando muriera, la runa extinguiría al fantasma.
Gris había amenazado al fantasma con cortar la gabardina, así sería imposible que recuperara al bebe, pero el fantasma se lo tomó como si fuera un farol, sabía que no haría daño al bebe. En la bolsa que Saúl llevaba había un objeto formado por tres piezas, era una lanza, el arma del centinela. Saúl atacó con ella al Gris, falló el primer ataque, pero acertó con el siguiente rodillazo que le propinó. En el suelo, Gris volvió a evitar un nuevo golpe de la lanza. Se levantó y atacó con su cuchillo, pero Saúl se lo arrebató y le hizo caer de rodillas al suelo. Le propinó un nuevo golpe en la cara, al tener pisada su pierna, la rodilla del Gris se rompió, dejando a la vista el hueso. Saúl le colocó boca arriba y atravesó su hombro con la lanza, clavándole al suelo. Desencajó la lanza y la colocó sobre la cabeza del Gris, su momento había llegado.
Gris cerró los ojos, esperando su final, pero no llegó. Oyó una voz que lo llamaba. Cuando abrió los ojos vio la lanza, colgando en dirección a su cabeza, también vio el cuerpo de Saúl, un cuerpo al que le faltaba la cabeza. Cuando el cuerpo de Saúl se desplomó, pudo ver a Sara detrás, en una mano sostenía el cuchillo del Gris que estaba manchado de sangre. No se movía a excepción de la mano que sostenía el cuchillo, que no paraba de temblar, sus ojos miraban a un punto concreto, allá donde descansaba la cabeza de Saúl.
Sara, que estaba encerrada en el salón junto a Tamara, Alex y Diego, contó al Gris que había sido Alex quien le había abierto la puerta, le había confesado su secreto para que ella acabara con la vida de Saúl. Sara dijo al Gris que sabía quien era Alex, que sabia quienes eran todos y que no quería saber nada más de ellos y entonces se marchó.
Tamara llegó pocos minutos después de que Sara se marchara, informó al Gris de que la puerta estaba abierta y le dijo que se pondría bien. Diego llegó poco después que Tamara, quiso curar al Gris pero Tamara le interrumpió, quería pedirle al Gris que volviera con ella cuando se recuperara. Cuando despertó, el Gris pidió excusas a Alex, este le dijo que no se preocupara, solo Sara y Tamara le habían visto, Diego estaba inconsciente por el golpe recibido.
Diego entró como si nada en la sala donde Mario Tancredo estaba reunido con sus ejecutivos y accionistas, Mario estaba muy interesado en saber si habían conseguido localizar a su esposa, pero no era para eso para lo que Diego y Gris habían acudido a él. Gris necesitaba su alma para confesarse y estaban allí para reclamarla.
Esa misma mañana Sara fue al cementerio y se sentó en la tumba en la que solía estar siempre Alex. Al poco Alex apareció, ella le dijo no haber rastreado la tumba. Diego no conocía su naturaleza y debía seguir siendo así, pues de otra manera su curiosidad y su miedo jugarían en contra. Sara quiso tocarle, sabía que no sentiría nada, pero aún así se sintió decepcionada al hacerlo. Sara recordó a Miriam, ella había deducido su naturaleza, se había dado cuenta de que había atravesado la pared y por ello había sido el primero en llegar junto al Gris en casa de Mario Tancredo.
Sara había ido a aquel lugar para despedirse, iba a dejar el grupo, no quería volver a saber nada de ellos. Alex creyó que era una mentira, ella odiaba la frialdad con la que trataba a todos y él sería el último del que querría despedirse. Ella no podía volver a ver al Gris, estaba enamorada de él, y era incapaz de decirle adiós a Diego, le quería demasiado como para ser capaz de despedirse de él. Finalmente Alex le dijo que no lo había hecho tan mal, Sara le respodió que si lo había mal, que ni siquiera había sospechado cual era su naturaleza, le había visto tantas veces sobre la tumba y nunca había sospechado que eran sus restos los que descansaban bajo ella. Sara finalmente le pidió que cuidara de Diego por ella.
Ya habiendo reclamado el alma de Mario, Diego llevó al Gris a la iglesia. Gris estaba muy mal, muy pálido y le costaba muchísimo trabajo incluso caminar. Cuando llegaron a la puerta, el Gris se desplomó. Diego comenzó a aporrear la puerta, un cura abrió y les dijo que se marcharan, que estaban en una misa privada. Diego le dijo que buscaban al padre Jorge, a lo que el cura respondió que se marcharan, que el padre Jorge no estaba. Diego se le encaró y el cura finalmente comprendió la naturaleza de la visita, pero aún así seguía sin poder ayudarles. El cura les contó que el padre Jorge había fallecido, que le habían asesinado. Diego no entendía quien podría haber asesinado a un santo sabiendo que también moriría, pero Gris si, había sido un vampiro, el vampiro del que Pit le había hablado en la tienda de los brujos, los vampiros eran inmortales.
Ningún santo podría ayudar al Gris, estaban todos reunidos fuera de Madrid y nadie sabía donde. Gris le pidió a Diego que encontrara al vampiro y vengara su muerte, le pidió que le perdonara, pues le había fallado. Gris no dijo nada más, primero cayeron sus párpados, después su mandíbula y finalmente su cabeza sobre su pecho. El pecho del Gris ya no se movía.
Bueno, por fin termino, y es recordar el final y vuelvo a quedarme en shock!! Sigo sin poder creerme este final!! Solo quiero acabar el cuarto libro (Tomo 1 del testamento de MAD) para poder descubrir si este es el verdadero final del Gris.
Bueno, espero que os guste y como siempre os digo, vuestros likes y comentarios son bienvenidos (ya sean buenos o malos, pues ambos me ayudaran a mejorar). Un saludo y os veo en el próximo post!
Gris, en el interior de la tienda que los brujos tienen en Madrid, hablaba con uno de ellos, Pit, quería información a cerca del martillo de Miriam. Pactó con Pit deberle un favor si este obtenía información útil para encontrar el martillo. Además, Pit le habló de alguien, un vampiro que se había interesado por aquel quien se comentaba había matado a un ángel, aunque desconocía su identidad.
Mientras hablaban, un hombre entró en la sala donde se encontraban, era Bruno, iba buscando a "un hombre sin alma". El brujo le mintió, diciéndole que no se encontraba allí, y le habló de una iglesia en Madrid en la que podría rezar una plegaria que seria escuchada por el Gris, y puede que respondida o no.
Mientras Gris y el mago Pit hacían sus transacciones comerciales, Sara y Diego estaban en el Rastro. Diego había ido a buscarla, pues Sara no sabía llegar hasta la tienda de los brujos y necesitaban comprar algunas cosas. Entre otras cosas, lo que querían comprar era una estaca para Sara. Aunque Diego quería una estaca "guapa" para Sara, el Gris, que también estaba en la tienda, les dijo que estaban sin blanca, así que Sara tuvo que conformarse con una estaca normalita.
Sara fue la primera en llegar al cementerio, Alex apareció poco después. Mientras esperaban a Diego y al Gris comenzaron a discutir de nuevo, Alex seguía sin estar de acuerdo con su incorporación al grupo. Un tiempo después llegó Diego, caminaba raro, encorvado y sin su habitual aire juguetón. Al parecer, un chico del colegio le había pegado en el instituto pues había intentado culparle de copiar en un examen cuando la profesora había encontrado una chuleta en el suelo, pero Diego salió victorioso al encontrarle la profesora otra chuleta al otro chico.
Sin decir nada a Diego, el Gris decidió enseñarle al chico que no debía volver a meterse con Diego en el instituto, así, fue a su casa y tras comprobar la naturaleza del padre del chico, advirtió al chico para que no volviera a meterse con Diego. Tras esto se fue para el cementerio, donde ya estaban el resto del grupo. Ninguno de los cuatro había convocado al grupo, lo que les hizo asustarse. Había sido Bruno, que estaba desesperado tras no recibir contestación al realizar la plegaria. Bruno les contó que había sido Tamara quien le había dicho como encontrar al Gris. Tras oír ese nombre, Gris aceptó sin pensarlo dos veces.
Alex y Sara fueron a casa de Bruno en coche con él, mientras tanto Gris y Diego fueron en metro. Gris había oído rumores acerca de un tren fantasma y quería comprobarlo, más bien lo que quería era buscar alguna runa en el tren que hiciera pensar que era un tren fantasma, aunque no consiguieron encontrar nada, ni en el tren ni en la estación de metro.
Después de comprobarlo Diego y el Gris subieron al metro que les llevaría a la casa de Bruno, durante el trayecto Gris le pidió consejo a Diego, no sabía cómo comportarse con respecto a Tamara. De repente el tren se paró en la estación equivocada, Gris, al percatarse, se bajó del tren y se fijo en un mapa, podía ver que por esa estación pasaba la línea azul, cosa extraña pues el Gris no identificaba los colores. Entonces todos los equipos electrónicos que había por donde pasaba el Gris empezaron a explotar o estropearse. Diego consiguió sacarle al exterior y en ese momento el Gris dejó de ver los colores.
Durante el trayecto en coche, Bruno les contó a Sara y Alex que su esposa no se había quedado sola mientras él había ido a buscar al Gris, que había dos hombres con ella, uno de estos hombres, el bajito, se llamaba Saúl. Cuando llegaron, Sara y Alex permanecieron en la puerta, esperando al Gris. Bruno entró corriendo en casa, había oído a su esposa gritar y quería saber que ocurría.
Mientras Sara y Alex esperaban, una chica se acercó a Sara, quería preguntarle si le gustaban los dragones. Al oír la pregunta Alex salió de las sombras y sorprendió a la chica, creía que podía ser Plata, pero no era el caso y la chica huyó. Al poco tiempo la chica regresó, iba empujando a un hombre mayor en silla de ruedas. Ese hombre era Plata, quién había saltado al cuerpo de un paralítico que vivía en la residencia de ancianos en la que la chica trabajaba. Como había ocurrido durante el caso de Mario Tancredo, al volver a saltar de cuerpo, Plata no recordaba Sara. Mientras ellos hablaban y la chica pedía el dinero que Plata le había prometido por sacarle de la residencia, volvieron a oír un nuevo grito de Tamara, a la par Diego y Gris llegaron a la casa. Gris entró en la casa, los demás le siguieron, incluidos Plata y la chica, que iba empujando la silla de ruedas en la que iba Plata.
Al entrar en la casa descubrieron a que se debían los gritos de Tamara, del techo de la cocina colgaba un cuerpo, una de dos, o había sido colgado y por tanto asesinado por alguien, o se había suicidado ahorcándose. El cuerpo ya sin vida pertenecía a uno de los hombres de los que Bruno les había hablado a Alex y Sara, el otro hombre, Saúl, estaba a su lado, examinándolo. El Gris se acercó para examinar el cadáver, pudo ver que en la cuerda había grabadas runas. Saúl no dejaba de ostigarle, a sus ojos no era necesaria su ayuda, aunque no conociera su identidad. Además él estaba seguro de que su compañero no se había suicidado, le habían matado, con lo que tenía que averiguar quien lo había hecho.
Solo el Gris había entrado en la cocina, donde se encontraba el cadáver, el resto permanecían en el salón. Una mujer apareció, era Tamara, quien no quería que ellos estuvieran en su casa. Poco después Bruno y Gris entraron en el salón, Tamara preguntó a su marido por qué les había llamado, era obvio que estaba muy molesta por la presencia del Gris. Antes de marcharse, Bruno advirtió al Gris sobre su esposa, no quería que se acercara a ella. Tamara y Gris comenzaron a discutir, ella no le quería en casa y no dejaba de recordarle cosas que habían ocurrido cuando vivían juntos. Gris trataba de defenderse, diciéndole que se iría en cuanto encontraran al bebe. Diego les interrumpió, había encontrado al bebe, estaba junto a la chimenea, gateando.
Ana, la enfermera, había echado a andar por el pasillo, buscaba al Gris, quería que le diera el dinero que Plata le había prometido por sacarle de la residencia. Encontró una puerta en el pasillo con dos cuadros a los lados, la abrió. Era un baño, el suelo estaba lleno de cristales, pues el espejo había estallado en pedazos. Continuó caminando por el pasillo, doblo una esquina y encontró otra puerta, blanca, con los mismos cuadros a los lados. Era la cocina, allí encontró a Saúl junto al cadáver de su compañero ya en el suelo. Al salir de la cocina era como si el pasillo hubiera cambiado, solo había paredes y no había salida, se giro para entrar de nuevo en la cocina, pero la puerta había cambiado, estaba dentro del baño en el que había estado antes y por desgracia la puerta estaba cerrada y no se abría.
En el salón todos habían visto a David, el bebe. Tamara quiso cogerle, pero Gris se lo impidió, podía ser peligroso y quería examinar antes al bebe. El bebe parecía estar bien, lo que ahora preocupaba al Gris era donde había estado durante todo ese tiempo. Encontrado el bebe, era hora de marcharse, así que se encaminaron hacia la puerta cuando Diego les interrumpió, la puerta había cambiado. Sara trató de rastrearla, pero no consiguió ver nada. Eso extrañó a todos, pues todo tenia alma y podía ser leído a excepción del Gris. Entonces oyeron varios gritos de mujer, Gris salió corriendo y Sara detrás de él.
En el pasillo, que estaba a oscuras, Gris sacó su cuchillo y asestó un golpe, la persona frente a él lo esquivó y le devolvió el golpe, haciendo que el Gris cayera al suelo sobre Sara. Era Saúl, había oído las voces y había salido corriendo a ver que ocurría. Se oyeron de nuevo las voces, cuando llegaron a la puerta el Gris la echó al suelo y consiguió sacar a Ana, quien estaba muy asustada. Ana estaba muy alterada y el Gris le dio una bofetada para que se calmará, a lo que Saúl respondió dándole un puñetazo para que no volviera a tocarla. El Gris se desplomó y quedó inmóvil tirado en el suelo, lo que asustó mucho a Sara.
Ana echó a correr, estaba asustada y desorientada. Se paró en mitad del pasillo, necesitaba descansar, pero echó de nuevo a correr por el pasillo. Había visto algo, una sombra, moviéndose a unos metros de distancia. La sombra tenía forma de hombre, era oscura y silenciosa, pero a diferencia de cualquier sombra, que no se puede ver a través de ella, Ana podía ver con claridad la fotografía que había detrás de la sombra. Aquella silueta se desplazó lentamente, deformando aquello que quedaba detrás de ella como un cristal translúcido, finalmente desapareció fundiéndose con la pared. Llegó al salón y encontró a Diego y Plata, estaban en el suelo tras sufrir una caída con la silla de ruedas. Volvió a salir a correr, la puerta de entrada de la casa estaba muy cerca del salón, cuando llegó a ella se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada. Volvió al salón, con Diego y Plata, Alex apareció después, confirmándoles que la puerta había sido cerrada con una runa, estaban encerrados en la casa.
Sara y Saul regresaron al salón con el Gris cuando Alex había ido a buscarlos y le habían dejado en el sofá. Diego trató de curarle, pero fue imposible, lo que hizo que se asustara mucho y temiera por la vida de éste. Finalmente el Gris despertó mientras Alex y Saúl peleaban, pues Saúl acababa de descubrir la identidad del Gris. Alex informó al Gris sobre la situación, al parecer era peor de lo que pensaban en un principio, pues ni siquiera él podía salir. Además el Gris necesitaba confesarse con urgencia, cada vez estaba más débil, a eso se había debido el desmayo de antes.
Gris, que había estado hablando con Tamara en la habitación del bebe, volvió al salón, donde Sara ayudaba a Diego a proteger la estancia con runas. Entre los tres comenzaron a recopilar información, aun no sabían a que se estaban enfrentando. Gris también había estado estudiando la runa y tampoco había conseguido nada. Otra de las cosas de las que se percataron era de que la casa cambiaba de distribución. Mientras hablaban Saúl entró en el salón, a ojos de éste aquel que les había encerrado debía tener una página de la Biblia de los Caídos, de la cual procedía la runa que estaba pintada en la puerta. Él quería la página, y también quería saber si alguien había cogido el cuerpo de su compañero, que había desaparecido de la cocina.
Se separaron, cada uno tenía una misión. Diego y Ana debían buscar a Plata, que se había enfadado y había ido él solo a buscar al dragón. La primera puerta que encontraron conducía al baño donde Ana había estado encerrada, volvían al pasillo cuando una ráfaga de aire frío les envolvió, las paredes temblaron y las luces se apagaron. Cuando volvieron a encenderse, las paredes del pasillo habían cambiado. Podían oír pasos a uno de los lados del pasillo, con lo que se escondieron dentro del baño. Los pasos se detuvieron justo delante de la puerta, pero se reanudaron enseguida. Entonces el pomo de la puerta comenzó a girar, ambos se quedaron petrificados por el miedo. Era Alex quien había abierto la puerta, estaba siguiendo a Bruno, a quien había visto alterar la casa hacía unos instantes.
Sara, por su parte, debía hablar con Tamara y conseguir que le permitiera rastrear a su hijo, necesitaban saber donde había estado el niño el tiempo que había estado desaparecido. Tamara no necesito mucho tiempo para darse cuenta de que Sara era una rastreadora e impedirle rastrear a su hijo. Tamara le contó a Sara como habían conocido a Plata cuando ella y el Gris aún eran pareja, y las consecuencias que habían tenido los saltos de cuerpo de Plata.
Gris fue a buscar a Saúl, cuando el Gris había estudiado la runa había descubierto que había dos runas superpuestas, la segunda había sido dibujada por alguien que intentaba borrar la primera y además sin usar ningún tipo de ingrediente. Solo dos clases de personas podían hacer eso, y Saúl no era un brujo, así que debía de ser un centinela, más concrétamente del ángel Mirh. El objetivo de Saúl en esa casa era encontrar la página de la Biblia de los Caídos y entregársela a los ángeles, limpiando así su nombre.
Ana y Diego continuaron buscando a Plata, en su búsqueda encontraron una habitación repleta de juguetes de niña, de muñecas, y era raro, pues David era un niño. Diego entonces se percató de una cosa, cogió varias sillas pequeñas, las estrelló contra el suelo y les prendió fuego. Al poco oyeron a Plata, que se acercaba por el pasillo tras haber visto el fuego, creía que era un dragón quien había causado el fuego. Diego preguntó a Plata por la casa, según él, la casa cada vez se parecía más a la de Mario Tancredo.
Sara volvió al salón, estaba a solas, buscando razones de por qué Tamara y Saúl no hacían nada más que intentar ponerla en contra de sus compañeros cuando llegó el Gris. La había mandado a ella a hablar con Tamara porque era la única que tenía buena opinión de él, pero no había conseguido ni siquiera tocar al bebe. Sara necesitaba una explicación, saber por qué habían ido a aquella casa, así que Gris le contó que había ocurrido entre Tamara y él, para finalmente contarle que había sido él quien la había dejado. Había tomado su alma para confesarse y no quería tomar nada más, además tampoco podía darle lo que ella más preciaba, un hijo. Gris era estéril.
Bruno entró por la puerta, preguntaba por su hijo, así que Gris y Sara le acompañaron hasta la habitación donde estaban el bebe y Tamara. Bruno sacó un sonajero que le dio al bebe para que jugara con él. Mientras, en el pasillo, Alex informó a Gris y Sara de que Bruno era el responsable de los cambios ocurridos en la casa. Gris entró corriendo en la habitación y encontró a Tamara tirada en la mecedora, sin moverse, Bruno había desaparecido y David estaba dormido en su cuna.
Ana y Diego iban cargando con Plata, que estaba dormido. Fueron a la cocina, recordando la ventana rota de la cocina de Mario Tancredo, pero no fue eso lo que encontraron. Otro cadáver colgaba de la cocina, era Bruno. Tras encontrar el cadáver, todos se habían reunido a excepción de Saúl. Tamara se había desmayado y el Gris no permitía que se acercaran al bebe, era lo que Tamara habría querido. Comenzaron a recopilar información, pues el principal sospechoso estaba muerto. Saúl, que acababa de entrar en el salón, tenía una teoría, solo tenían que esperar, cuando el Gris muriera la puerta se abriría automáticamente.
En el salón, donde Tamara, Saúl y Ana estaban, ésta última se dio cuenta de que algo le pasaba al bebe, tenía fiebre. Tamara se quedó con el bebe mientras Ana y Saúl iban en busca de alguna medicina que darle al bebe para bajarle la fiebre. En la cocina Ana buscó entre las medicinas, pero no encontró ninguna que le sirviera, quería ir al baño de la segunda planta, donde Tamara les había dicho que había más medicinas, pero Saúl no quería acompañarla. Las medicinas no le harían nada al niño, pues la fiebre no era debida a una enfermedad, igual que el arañazo que tenía en la espalda tampoco era un arañazo.
Sara y Diego habían estado pintando runas por toda la casa, pero aún quedaban algunas por pintar. Diego lo dijo a Sara que pintara ella la del salón mientras él pintaba la de la habitación que había al final del pasillo. Esto sorprendió mucho a Sara, no esperaba que Diego quisiera ir solo con lo miedoso que era. En el salón encontró a Tamara, tras hablar un rato, Sara tomó las manos de Tamara y la leyó. Pudo ver que Tamara se había quedado embarazada cuando aún estaba con el Gris, pero que había abortado, tenía miedo de que su hijo pudiera ser como él, sin alma. Lo que significaba que Gris no era estéril como él creía.
Diego llegó a la cocina mientras Saúl y Ana aún estaban allí y les informó de que el bebe ya estaba bien, él le había curado. Saúl se extrañó y fue para el salón, quería examinar al bebe y comprobar si Diego había conseguido borrar la marca de la espalda. Sara, Alex y Gris entraron en el salón antes que Saúl y Ana, Tamara les informó de lo que había hecho Diego, lo que extrañó mucho a Gris y Alex, pues Diego solo curaba voluntariamente al Gris. Se percataron del sonajero, era el mismo que Bruno le había dado al bebe antes de ahorcarse. Entonces Gris salió corriendo hacia la cocina, él sabía que Diego estaba a punto de ahorcarse.
Estaba en lo cierto, Diego estaba colgado de la misma cuerda con la que Bruno y el compañero de Saúl se habían ahorcado, pataleaba y trataba de llamar al Gris. Gris saltó y cortó la cuerda, liberando a Diego, quien no recordaba nada sobre lo ocurrido. En el salón, Saúl y Ana examinaron al bebe, Saúl se concentró en su espalda. Ya no había un solo "arañazo" en su espalda, ahora eran dos, y no eran arañazos, sino trazos. Estaban dibujando una runa en el bebe, Bruno había dibujado el primer trazo, Diego el segundo, y lo más probable es que el sonajero fuera una estaca. La runa aún estaba inconclusa, pero de seguro, no debía ser buena si estaba dibujada sobre una persona.
Saúl trató de interrogar a Diego en la cocina, pero este no recordaba nada de lo ocurrido, era como si alguien le hubiera borrado la memoria. Entre las muchas acusaciones, Gris llegó a una conclusión, era un fantasma el que estaba detrás de la runa y las muertes del compañero de Saúl y de Bruno.
Gris y Diego fueron al salón, allí Tamara acusó a Diego de dibujar la runa en su hijo, pero Gris le defendió, a él y a Bruno, ninguno era responsable. Entonces Ana señaló al Gris con el dedo, algo le ocurría, estaba borroso. Por el contrario, Diego veía perfectamente al Gris, eran Ana y Tamara quienes estaban borrosas. Había algo entre ellos, ese algo se movió rápidamente y golpeó al Gris, fueron varios los golpes que recibió hasta que Saúl se metió en medio de la pelea y ahuyentó al fantasma. No lo había hecho por el Gris, sino por Sara, que yacía en el suelo junto al Gris.
Todos dormían en el salón, Sara era la única que permanecía despierta, y Alex andaba desparecido, como de costumbre. Sara le vio en la puerta, haciéndole gestos para que saliera, le dijo que el fantasma no quería acabar con ella pues la necesitaba para dibujar un nuevo trazo en el bebe. Diego se despertó y les acompañó en la conversación, debían encontrar la forma de impedir que el fantasma terminara la runa. Una de las opciones podía ser matar al bebe, otra hacer que Plata saltara de cuerpo y trajera con él a un brujo que supiera algo más sobre la runa. Alex finalmente optó por la segunda, así que le cortó la femoral al cuerpo que Plata ocupaba.
En la cocina, Ana, que había estado cosiéndole el brazo a Saúl, ahora yacía tirada en el suelo, inconsciente, al haber sido golpeada por Saúl. Este, por su parte, tomó los dos trozos de la cuerda que había costado dos vidas, y casi una tercera, repasó lentamente y con cuidado los símbolos y los unió bajo su mano, cuando volvió a abrirla volvía a ser una sola cuerda. Del interior de uno de los armarios de la cocina sacó una bolsa de cuero y se marchó pasando por encima del cuerpo de Ana. Fue por la primera y segunda planta, tocando aquí y allá, en paredes y suelo, que reaccionaban iluminándose. En un determinado lugar, la pared se deformó y se abrió un hueco, allí descansaba el cuerpo de su compañero. Lo tomó y se dirigió a una habitación de la segunda planta, donde colocó todo de forma adecuada, incluido el cuerpo de su compañero muerto.
Ni siquiera Plata podía escapar de la casa, tras la muerte del hombre inválido en el que estaba, Plata se introdujo en el cuerpo de Ana. De nuevo volvió a no reconocer a Sara y la tomó por un dragón al no entender como había podido entrar en la casa. Gris había caído en la cuenta de cierto error, todos habían creído correcta la deducción de Saúl, el fantasma iba a por el Gris, pero era un error, el fantasma quería vengarse de Plata y la única forma de encontrarle era a través del Gris, pues siempre iba con él. Lo de la runa también tenia sentido, iría matando a todos aquellos a los que Plata podía poseer hasta que solo quedara el bebe, cuando Plata saltara a su cuerpo, mataría al bebe con la runa y Plata moriría. Plata, que estaba en el pasillo, entró en el salón, al ver a Sara volvió a tomarla por un dragón. Sara le respondió a gritos, cabreada por sus desvarios, con lo que Plata enmudeció y se marchó. Gris pidió a Sara que no volviera a hacer eso, tenía la sospecha de que Plata había estado presente cuando le robaron su alma y que cuando llegara el momento justo se lo confesaría.
El Gris tenía una forma muy especial de grabar runas, con su propia sangre, y eso hacía cuando Alex le interrumpió, quería convencerle para que no se enfrentara al fantasma, pues significaría su muerte y debía ser él quien acabara con su vida una vez hubiera recuperado su alma. Pero nada consiguió, el Gris estaba decidido y justo antes de abandonar la sala le dijo "Voy a arreglar lo que has hecho. Todo es culpa tuya, no mía".
Gris entró en el salón y pidió a todos que le dejaran a solas con Tamara, quería que le grabara una runa en la espalda y Diego se negaría a hacerlo. Tamara tomó el cuchillo, tenía que duplicar una runa incompleta que había sido previamente grabada en el pecho y el abdomen. Debía duplicarla en la espalda, uniendo ambas runas. Antes de marcharse pidió a Tamara que dijera a los demás que trataran de entender que no había otra solución. Finalmente cogió al bebé y lo escondió dentro de su gabardina.
Todos esperaban fueran del salón, Sara y Alex trataban de escuchar la conversación, pero con pocos resultados. Escucharon llorar al bebe y creyeron que algo debía pasarle. Estaban a punto de abrir la puerta y entrar cuando el Gris la abrió, les dijo que el bebe había desaparecido cuando estaba en la cuna y Tamara le echaba la culpa a él, pues estaba en shock. Les pidió que examinaran la cuna y trataran de calmar a Tamara. Con todos dentro del salón, el Gris cerró la puerta y se marchó. Diego salió corriendo hacia la puerta, pero al tocar el pomo salió despedido varios metros hacia atrás.
Gris se encaminó hacia el segundo piso, sabía exactamente a que habitación debía ir. Todo estaba en su lugar, mobiliario, decoración, incluso el cadáver, el cuerpo del compañero de Saúl. Entró diciéndole el fantasma que tenía al bebe y que tendría que aparecer si quería recuperarlo. Saúl apareció, aunque no era Saúl, el fantasma le había poseído. El fantasma le explicó su plan, quería que Plata supiera porque le mataba. Gris y Alex podían haber salido de la casa, pues no podía poseerlos, pero el resto debían morir para que Plata no pudiera entrar en sus cuerpos, a excepción del bebe.
En el salón todos trataban de entender que estaba ocurriendo. Repasaron los hechos ocurridos en la casa de Mario Tancredo, habían muerto tres personas allí, el demonio, Miriam y el chico alto cuyo cuerpo ocupaba Plata. Era obvio, el fantasma era el del chico. Además, un fantasma creado a partir de Plata tenía sentido: el poder mover objetos de lugar, el conocer runas desconocidas... todo tenía sentido. Tamara les habló de la runa que había grabado al Gris, y al dibujarla Alex la identificó. Era una runa muy poderosa, la de un santo más concrétamente, el efecto de esta runa es que el alma de la persona que mata a quien la lleva grabada se consume al asesinarle. El plan del Gris era provocar al fantasma para que le matara y cuando muriera, la runa extinguiría al fantasma.
Gris había amenazado al fantasma con cortar la gabardina, así sería imposible que recuperara al bebe, pero el fantasma se lo tomó como si fuera un farol, sabía que no haría daño al bebe. En la bolsa que Saúl llevaba había un objeto formado por tres piezas, era una lanza, el arma del centinela. Saúl atacó con ella al Gris, falló el primer ataque, pero acertó con el siguiente rodillazo que le propinó. En el suelo, Gris volvió a evitar un nuevo golpe de la lanza. Se levantó y atacó con su cuchillo, pero Saúl se lo arrebató y le hizo caer de rodillas al suelo. Le propinó un nuevo golpe en la cara, al tener pisada su pierna, la rodilla del Gris se rompió, dejando a la vista el hueso. Saúl le colocó boca arriba y atravesó su hombro con la lanza, clavándole al suelo. Desencajó la lanza y la colocó sobre la cabeza del Gris, su momento había llegado.
Gris cerró los ojos, esperando su final, pero no llegó. Oyó una voz que lo llamaba. Cuando abrió los ojos vio la lanza, colgando en dirección a su cabeza, también vio el cuerpo de Saúl, un cuerpo al que le faltaba la cabeza. Cuando el cuerpo de Saúl se desplomó, pudo ver a Sara detrás, en una mano sostenía el cuchillo del Gris que estaba manchado de sangre. No se movía a excepción de la mano que sostenía el cuchillo, que no paraba de temblar, sus ojos miraban a un punto concreto, allá donde descansaba la cabeza de Saúl.
Sara, que estaba encerrada en el salón junto a Tamara, Alex y Diego, contó al Gris que había sido Alex quien le había abierto la puerta, le había confesado su secreto para que ella acabara con la vida de Saúl. Sara dijo al Gris que sabía quien era Alex, que sabia quienes eran todos y que no quería saber nada más de ellos y entonces se marchó.
Tamara llegó pocos minutos después de que Sara se marchara, informó al Gris de que la puerta estaba abierta y le dijo que se pondría bien. Diego llegó poco después que Tamara, quiso curar al Gris pero Tamara le interrumpió, quería pedirle al Gris que volviera con ella cuando se recuperara. Cuando despertó, el Gris pidió excusas a Alex, este le dijo que no se preocupara, solo Sara y Tamara le habían visto, Diego estaba inconsciente por el golpe recibido.
Diego entró como si nada en la sala donde Mario Tancredo estaba reunido con sus ejecutivos y accionistas, Mario estaba muy interesado en saber si habían conseguido localizar a su esposa, pero no era para eso para lo que Diego y Gris habían acudido a él. Gris necesitaba su alma para confesarse y estaban allí para reclamarla.
Esa misma mañana Sara fue al cementerio y se sentó en la tumba en la que solía estar siempre Alex. Al poco Alex apareció, ella le dijo no haber rastreado la tumba. Diego no conocía su naturaleza y debía seguir siendo así, pues de otra manera su curiosidad y su miedo jugarían en contra. Sara quiso tocarle, sabía que no sentiría nada, pero aún así se sintió decepcionada al hacerlo. Sara recordó a Miriam, ella había deducido su naturaleza, se había dado cuenta de que había atravesado la pared y por ello había sido el primero en llegar junto al Gris en casa de Mario Tancredo.
Sara había ido a aquel lugar para despedirse, iba a dejar el grupo, no quería volver a saber nada de ellos. Alex creyó que era una mentira, ella odiaba la frialdad con la que trataba a todos y él sería el último del que querría despedirse. Ella no podía volver a ver al Gris, estaba enamorada de él, y era incapaz de decirle adiós a Diego, le quería demasiado como para ser capaz de despedirse de él. Finalmente Alex le dijo que no lo había hecho tan mal, Sara le respodió que si lo había mal, que ni siquiera había sospechado cual era su naturaleza, le había visto tantas veces sobre la tumba y nunca había sospechado que eran sus restos los que descansaban bajo ella. Sara finalmente le pidió que cuidara de Diego por ella.
Ya habiendo reclamado el alma de Mario, Diego llevó al Gris a la iglesia. Gris estaba muy mal, muy pálido y le costaba muchísimo trabajo incluso caminar. Cuando llegaron a la puerta, el Gris se desplomó. Diego comenzó a aporrear la puerta, un cura abrió y les dijo que se marcharan, que estaban en una misa privada. Diego le dijo que buscaban al padre Jorge, a lo que el cura respondió que se marcharan, que el padre Jorge no estaba. Diego se le encaró y el cura finalmente comprendió la naturaleza de la visita, pero aún así seguía sin poder ayudarles. El cura les contó que el padre Jorge había fallecido, que le habían asesinado. Diego no entendía quien podría haber asesinado a un santo sabiendo que también moriría, pero Gris si, había sido un vampiro, el vampiro del que Pit le había hablado en la tienda de los brujos, los vampiros eran inmortales.
Ningún santo podría ayudar al Gris, estaban todos reunidos fuera de Madrid y nadie sabía donde. Gris le pidió a Diego que encontrara al vampiro y vengara su muerte, le pidió que le perdonara, pues le había fallado. Gris no dijo nada más, primero cayeron sus párpados, después su mandíbula y finalmente su cabeza sobre su pecho. El pecho del Gris ya no se movía.
Bueno, por fin termino, y es recordar el final y vuelvo a quedarme en shock!! Sigo sin poder creerme este final!! Solo quiero acabar el cuarto libro (Tomo 1 del testamento de MAD) para poder descubrir si este es el verdadero final del Gris.
Bueno, espero que os guste y como siempre os digo, vuestros likes y comentarios son bienvenidos (ya sean buenos o malos, pues ambos me ayudaran a mejorar). Un saludo y os veo en el próximo post!