El Prisionero del Cielo -
Carlos Ruiz Zafón
Carlos Ruiz Zafón
Voy cerrando historias y hoy os traigo la tercera parte de la tetralogía "El Cementerio de los Libros Olvidados". Si con la segunda novela os decía que me resultaba difícil poder hacer una síntesis, en este caso el autor ha hecho lo posible por evitar que esto ocurra, sintetizando la historia.
Mientras que la primera y segunda novelas tenían una extensión de 600 paginas, 900 la cuarta y última, esta tercera se queda en unas 300, con lo que la historia queda bastante más escueta y con menos acción. Pero a su vez nos va a permitir poner vida a un personaje al que, al menos yo, le había cogido bastante cariño.
Algo muy bueno que tiene esta tetralogía es que te permite leer cualquiera de ellas sin necesidad de haber leído las anteriores. Eso no quita que estén relacionadas y que a medida que vas avanzando, la historia vaya cobrando un sentido completo, pero no es estrictamente necesario.
Mientras que la primera y segunda novelas tenían una extensión de 600 paginas, 900 la cuarta y última, esta tercera se queda en unas 300, con lo que la historia queda bastante más escueta y con menos acción. Pero a su vez nos va a permitir poner vida a un personaje al que, al menos yo, le había cogido bastante cariño.
Algo muy bueno que tiene esta tetralogía es que te permite leer cualquiera de ellas sin necesidad de haber leído las anteriores. Eso no quita que estén relacionadas y que a medida que vas avanzando, la historia vaya cobrando un sentido completo, pero no es estrictamente necesario.
Historia
Fermín es el personaje del que os hablaba antes, siendo su vida la que podremos descubrir en esta novela y la relación que le une tanto a Daniel Sempere, como a David Martín. A su vez viviremos uno de los momentos más felices en la vida de Fermín, pero también uno de los momentos más complicados de su vida.
El encuentro de Fermín con Daniel cuando éste escapaba de la casa de Clara no fue casual, fue fruto de una promesa que Fermín hizo tiempo atrás y que nunca rompió.
Fermín fue una de las muchas víctimas de la represión existente en la guerra, acabando preso en el castillo de Montjuic. Allí los presos no tenían nombre, solo eran un número, el número de la celda que ocupaban hasta que, o bien morían, o bien les mataban. Todas las celdas estaban completas, y el individuo que ocupaba la celda contigua a la suya era nada más y nada menos que el escritor David Martín.
Llegó un momento en el que eran tantos los presos de la guerra que fue necesario reubicarlos y ponerlos a compartir celda. A Fermín lo pusieron junto a Salgado, a quien habían encarcelado por sicario y ladrón, y a David con el doctor Sanahuja. Esta cercanía solo sirvió para que Valls, director de la prisión, le extorsionara. Le hizo promesas de sacarle de esa prisión si le conseguía cierta información, pero finalmente su liberación vino de manos de David Martín, quien puso en práctica lo aprendido en el Conde de Montecristo.
La única forma de salir de allí era muerto, por lo que aprovechando el mal estado de salud de Salgado, Fermín dijo al guardia que Salgado había muerto, y después se hizo pasar por él. Escapó por los pelos, fue buscado durante mucho tiempo, pero no consiguieron encontrarle, por lo que para no afrontar la humillación de una fuga, Valls promovió la noticia de que había escapado, pero había muerto durante la persecución, dándole por muerto.
La Administración le había dado por muerto, y ahora que quería casarse con la Bernarda, tanto ella como el párroco no paraban de pedirle una documentación que no existía. Ese era el motivo que traía tan de cabeza a Fermín. Fue gracias a Daniel que pudo liberarse de ese peso, que acabó convirtiéndose en el marido de la Bernarda y en el padre de sus hijos.
Volviendo al pasado, a los días previos a su huida, Martín le hizo una petición. Le hizo prometerle que cuidaría, desde la distancia, sin dejarse siquiera ver, a la familia de la mujer que más representaba para él, de lo único bueno que había en su vida. Le hizo prometerle que cuidaría de Isabella y de su hijo, el pequeño Daniel Sempere.
El encuentro de Fermín con Daniel cuando éste escapaba de la casa de Clara no fue casual, fue fruto de una promesa que Fermín hizo tiempo atrás y que nunca rompió.
Fermín fue una de las muchas víctimas de la represión existente en la guerra, acabando preso en el castillo de Montjuic. Allí los presos no tenían nombre, solo eran un número, el número de la celda que ocupaban hasta que, o bien morían, o bien les mataban. Todas las celdas estaban completas, y el individuo que ocupaba la celda contigua a la suya era nada más y nada menos que el escritor David Martín.
Llegó un momento en el que eran tantos los presos de la guerra que fue necesario reubicarlos y ponerlos a compartir celda. A Fermín lo pusieron junto a Salgado, a quien habían encarcelado por sicario y ladrón, y a David con el doctor Sanahuja. Esta cercanía solo sirvió para que Valls, director de la prisión, le extorsionara. Le hizo promesas de sacarle de esa prisión si le conseguía cierta información, pero finalmente su liberación vino de manos de David Martín, quien puso en práctica lo aprendido en el Conde de Montecristo.
La única forma de salir de allí era muerto, por lo que aprovechando el mal estado de salud de Salgado, Fermín dijo al guardia que Salgado había muerto, y después se hizo pasar por él. Escapó por los pelos, fue buscado durante mucho tiempo, pero no consiguieron encontrarle, por lo que para no afrontar la humillación de una fuga, Valls promovió la noticia de que había escapado, pero había muerto durante la persecución, dándole por muerto.
La Administración le había dado por muerto, y ahora que quería casarse con la Bernarda, tanto ella como el párroco no paraban de pedirle una documentación que no existía. Ese era el motivo que traía tan de cabeza a Fermín. Fue gracias a Daniel que pudo liberarse de ese peso, que acabó convirtiéndose en el marido de la Bernarda y en el padre de sus hijos.
Volviendo al pasado, a los días previos a su huida, Martín le hizo una petición. Le hizo prometerle que cuidaría, desde la distancia, sin dejarse siquiera ver, a la familia de la mujer que más representaba para él, de lo único bueno que había en su vida. Le hizo prometerle que cuidaría de Isabella y de su hijo, el pequeño Daniel Sempere.
Son muchas las cosas que me dejo en el tintero, pero no quiero descubriros cuanto acontece en esta novela, quiero que vosotros mismos lo descubráis y os deleitéis así con esta gran novela, y ya que estamos, tentaros a que toméis entre vuestras manos las cuatro novelas que conforman la tetralogía.
Me despido diciéndoos que espero que os guste el post y nos vemos en el siguiente.
Un saludo y muchos besos!!