El Retrato de Dorian Gray - Oscar Wilde
Aún tengo algunos huecos por rellenar dentro del Anualthon 2017, y uno de esos huecos era un clásico, que es la premisa número 20. Bueno pues ya os lo traigo. En este caso opté por El Retrato de Dorian Gray y no sabéis como me arrepiento. La verdad es que el libro no me ha gustado absolutamente nada, supongo que en aquella época todo el rollo del pacto con el diablo para mantener la juventud supuso una gran novedad, pero a día de hoy ya no lo es. Además está la mentalidad del siglo XIX, en la que solo había grandes señores que se dedicaban a vivir la vida sin dar palo al agua, y pobres trabajadores que eran los que pagaban los caprichos de los grandes señores.
También está la visión y la mentalidad que por aquel entonces había de la mujer. Soy, no se si decir feminista, pero sí defensora de la igualdad, y la mentalidad del siglo XIX hacia la mujer me resulta repugnante. Frases del tipo "es demasiado lista para ser una mujer" o "ninguna mujer es un genio, las mujeres son un sexo decorativo" hacían que a mi me entraran ganas de vomitar. Pero lo peor de todo no eran las frasecitas, sino que las mujeres respondían que sí a ellas como si estuvieran de acuerdo con ellas... Vaya mundo el del S. XIX en Gran Bretaña.
Otra pega es lo enrevesado del contenido, las vueltas que da para decir algo y los muchisimos adornos que Oscar Wilde metió con la intención de hacer bella su obra pero que a mí me han resultado cargantes a más no poder. También juega en contra el texto en general, pero no estoy segura de que eso sea culpa del autor o de traducciones mal realizadas, pues que a una frase exclamativa le falte una de las exclamaciones no es cosa del autor.
También está la visión y la mentalidad que por aquel entonces había de la mujer. Soy, no se si decir feminista, pero sí defensora de la igualdad, y la mentalidad del siglo XIX hacia la mujer me resulta repugnante. Frases del tipo "es demasiado lista para ser una mujer" o "ninguna mujer es un genio, las mujeres son un sexo decorativo" hacían que a mi me entraran ganas de vomitar. Pero lo peor de todo no eran las frasecitas, sino que las mujeres respondían que sí a ellas como si estuvieran de acuerdo con ellas... Vaya mundo el del S. XIX en Gran Bretaña.
Otra pega es lo enrevesado del contenido, las vueltas que da para decir algo y los muchisimos adornos que Oscar Wilde metió con la intención de hacer bella su obra pero que a mí me han resultado cargantes a más no poder. También juega en contra el texto en general, pero no estoy segura de que eso sea culpa del autor o de traducciones mal realizadas, pues que a una frase exclamativa le falte una de las exclamaciones no es cosa del autor.
Todo empezó con un cuadro, un cuadro que Basil Hallward pintó para un joven al que poco tiempo antes había conocido, pero un joven que le tenía embobado. Uno de los días en los que Dorian Gray fue a posar para Basil, lord Henry Wotton se encontraba también allí. Ese fue el día en el que Dorian selló su destino, en el que se dejó influenciar por las palabras de un hombre que proclamaba un estilo de vida que ni él mismo seguía.
Ese día Henry le habló de la belleza, tanto de la belleza del propio Dorian como de la belleza que el arte en sí tenía. De la belleza de la literatura, de la belleza de la pintura, de la belleza de la juventud del ser humano... de la propia belleza que Dorian poseía. De la belleza y de los placeres de la vida, siendo la propia contemplación de la belleza uno de ellos.
Movido por las palabras de Henry, Dorian comentó lo maravilloso que sería no envejecer nunca, vender el alma si fuera necesario para mantenerse siempre joven y bello, y que fuera esa pintura quien pagara los daños de sus errores.
La primera vez que descubrió cambios en el cuadro fue tras la muerte de Sibyl Vane. Dorian la había conocido pocos días antes, estaba divagando por la ciudad cuando encontró un teatro de mala muerte y decidió entrar. Sibyl era la actriz principal, cada noche encarnaba a una de las grandes damas del teatro, y cada noche él se enamoraba más de ella. Él le había pedido matrimonio y ella había aceptado sin siquiera pensarlo, pero esa felicidad se esfumó el mismo día que Dorian llevó a Henry y a Basil a una de sus representaciones. Sibyl actuó mal, había vivido siempre para el teatro y lo veía como una realidad, pero ahora su realidad era Dorian y parecía haberse dado cuenta de toda la falsedad que había en el teatro. Su príncipe azul ya no era un príncipe azul, solo era un hombre gordo maquillado.
Dorian la veía como a una de esas grandes damas del teatro, estaba enamorado de ellas, pero ella había roto todo el encanto que había visto en ellas con esa actuación tan pésima. Dorian la abandonó, fue cruel con ella, pero no aguantaba lo que ella había hecho. Sibyl se suicidó esa misma noche, él no lo entendía, pero tampoco lloró su pérdida ni se sintió ruin. Fue al conocer la historia de su muerte que descubrió el primer signo del pecado, la expresión del cuadro había cambiado, ahora podía verse una expresión de desprecio en sus hermosos labios.
Debía esconder el cuadro, no estaba seguro de que estaba ocurriendo con él, pero estaba seguro de que había cambiado, de que algo era diferente. Lo llevó a una habitación apartada, en la planta superior, era donde su abuelo le había educado de pequeño y llevaba cerrada desde que éste había muerto. Solo él tenía la llave, así que nadie descubriría el cambio.
Entonces se planteó algo, si en lugar pasar el tiempo y las vivencias por él, si en lugar de ser su cuerpo el lienzo sobre el que quedaban las marcas de aquello que vivía, si en lugar de reflejarse sus pecados en su piel se reflejaban en el cuadro, ¿qué debía hacer? ¿Evitar que el cuadro cambiara o vivir todo aquello que quisiera, disfrutando y descubriendo las sensaciones de todo, y que el cuadro pagara por ello?. Eso haría, el cuadro sería quien cargara con su vergüenza.
Mientras que en las películas, al menos en la de 2010, sabemos que Dorian se entrega a las pasiones del sexo, seduciendo casi a cualquier chica que se le ponga por delante, en el libro no se dice nada de eso, más bien se insinúa. Se habla de ciertas drogas, como el opio, y también se dice que visita ciertos lugares de mala muerte, que lo mismo pueden ser prostíbulos que fumaderos de opio, pero no se dice nada de cuál de ellos es.
El caso es que van pasando los años, y mientras que el cuadro cambia volviéndose cada vez más grotesco, Dorian sigue siendo el mismo joven hermoso que Basil pintó, mismo rostro, misma edad, aunque en realidad va ya camino de los cuarenta. Durante estos años sabemos que se deja llevar por el arte del coleccionismo, dándole por las joyas, por la pintura, por las obras de arte, por instrumentos musicales raros... Pero también sabemos que va coleccionando casos de vergüenza y desgracia a su alrededor. Todos los que fueron sus amigos, menos Basil y Henry, le desprecian, aunque desconocemos los motivos. Todos los jóvenes que se han dejado influenciar por él han acabo cargando con una gran vergüenza a sus espaldas. Así como las mujeres, que han perdido el respeto que les profesaban y su honor, dejándolas de lado todos y todas aquellas que las frecuentaban.
Su retrato cada vez es más grotesco y él está cada vez más asustado porque alguien pueda descubrirlo, pero aún con esas decidirá mostrárselo a quien le maldijo con él cuadro, Basil era el culpable de lo que le ocurría. Así, cuando Basil fue a buscarlo para despedirse, se marchaba a París, también aprovechó para preguntarle si todo lo que se decía de él era cierto, pues si era cierto era una persona más que despreciable. Dorian le reconoció la verdad y le instó a ver el cuadro, diciéndole que el cuadro era el reflejo de su negra alma. Basil se quedó espantado al verlo, no paraba de pedirle a Dorian que se arrodillaran para rezar, que sus pecados aún podían ser perdonados. Pero no, no podían serlo, y el que estaba a punto de cometer tampoco. Un odio incontrolable se apoderó de Dorian, que mató a Basil clavándole un cuchillo que cogió de una mesa cercana.
El cuadro había vuelto a cambiar, ahora sus manos estaban manchadas de sangre. Salió de la habitación, y dejando allí el cuerpo de Basil cerró con llave sin volverse a mirar atrás. Guardó la maleta y la chaqueta de éste, ya se desharía de ella, y salió a la puerta para acto seguido llamar al timbre y que su criado le viera llegar, así tendría una coartada para la desaparición de Basil. Días después se encargó de hacer desaparecer su cuerpo, llamó a Alan Campbell, habían sido amigos pero Alan ya no quería saber nada de él y le obligó a deshacerse del cadáver. Alan era un químico excelente, sabía el efecto que los ácidos tienen sobre el cuerpo, y eso fue lo que usó para hacer desaparecer el cuerpo de Basil, pero no lo hizo porque quisiera ayudar a Dorian, sino porque Dorian le amenazó.
Pero no fue únicamente la sangre de Basil la que manchó las manos del retrato de Dorian, también la de James Vane. James era el hermano pequeño de Sibyl, y le había prometido que si "el príncipe encantador" le hacía daño, le mataría. Príncipe encantador era el nombre con el que James le conocía, Sibyl se había negado a decirle su verdadero nombre. La primera vez que le atacó, Dorian consiguió escaparse alegando a su juventud. James era marinero, desconocía que Dorian llevaba más de 15 años con el mismo aspecto.
Sabiendo que Dorian era realmente el hombre al que estaba buscando, James se puso a seguirle, colándose en una de las propiedades en la que Dorian pasaba las vacaciones con algunos invitados. Fue uno de estos invitados quien acabó con la vida de James. Habían salido a cazar y éste se escondía en esos mismos campos. Una liebre salió corriendo hacia donde estaba James y al dispararle, el cazador erró el tiro, que acertó en el pecho de James.
Después de un tiempo desaparecido, yendo y viniendo de un lugar a otro, Dorian volvió diciendo que iba a ser bueno. Como ejemplo le contó que había estado viendo a una joven, una campesina de un pueblo de la que se había enamorado, pero que para no herirla la había abandonado. Henry le hizo ver que eso no había sido un acto de bondad, sino más bien un acto de cobardía y de mentira que él mismo se contaba para así no sentirse culpable. Movido por las palabras de Henry, que le había dicho que la gente no puede cambiar, volvió a casa y subió para ver el cuadro. Había cambiado, ahora su rostro mostraba un brillo de astucia en su mirada y una sonrisa hipócrita.
No pudo más, llevaba tiempo mortificándose por sus pecados, cuestionándose si debía confesar el asesinato de Basil Hallward, de cuya desaparición aún se hablaba. Había decidido cambiar de vida, pero acababa de darse cuenta de que no era posible cambiar, solo había una solución, acabar con aquello que le tenía tan preocupado. Debía destrozar el cuadro. En el mismo momento en el que Dorian clavó el cuchillo sobre el lienzo, un grito de dolor se oyó por toda la casa. Sus criados subieron corriendo a la habitación donde el cuadro se encontraba, pero encontraron la puerta cerrada, no consiguieron abrir la puerta, así que se descolgaron por el linde del tejado hasta el balcón. Junto al cuadro encontraron un cuerpo, era un hombre grotesco con un cuchillo clavado en el corazón, hasta que sus criados no vieron sus ropas y joyas no descubrieron a quién pertenecía el cuerpo.
Bueno, pues más o menos resumidito, pero aquí tenéis la historia según nos la contó Oscar Wilde. Como en todas, pues hay diferencias con las películas, pero la verdad es que se asemeja bastante.
Bueno, pues aquí me despido, y si os animáis a leerlo, que sepáis que casi todo lo que hacen en el libro es hablar, poco más hacen...
Bueno, pues aquí me despido, y si os animáis a leerlo, que sepáis que casi todo lo que hacen en el libro es hablar, poco más hacen...
Un saludo y muchos besos!!